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Chitones II

Poliplacóforos: Costa de Águilas. Chitones de profundidad. Biología de los Polyplacophoros.  







Los géneros Rhyssoplax y Acanthochitona son los que alcanzan las mayores tallas de la familia en el Mediterráneo, sin mencionar Chaetopleura angulata de procedencia atlántica que puede superar los 50 mm pero que aparece únicamente (?) en el Mar de Alborán. Rhyssoplax olivacea (Spengler, 1797) es además de variable en libreas la que alcanza mayores dimensiones. En este espacio, mostraremos ejemplares que podrían desarrollar un interesante mimetismo imitando el entorno en el que se encuentran...   

Chaetopleura angulata  Málaga +50 mm







Que factores determinan la coloración de las placas de los poliplacóforos: ¿la alimentación?, ¿el entorno?, ¿el sustrato? ó ... un conjunto de ellos. Como hemos mencionado, una de las especies en la que hemos observado mayor variabilidad en las libreas es Rhyssoplax olivaceus


En R. olivaceus se ha observado cierta correspondencia en la coloración de las placas y el perinoto con el sustrato. Como mostramos en las imágenes superiores en ejemplares bajo piedras en zonas de pizarra negra se dan coloraciones muy oscuras, casi negras. En aquellos observados sobre calcarenitas y areniscas la coloración es similar al entorno. Apenas aparecen especímenes de color verde oscuro o intenso como en el Cabo Roig, siendo menos frecuentes aún los rojizos y blancuzcos (forma corallinus). 



Acanthochitona fascicularis
  Con libreas y coloraciones muy constantes jaspeadas, esta especie es muy frecuente bajo piedras a poca profundidad.



Lepidochitona cinerea. Especie de menor talla que las anteriores, frecuente y siempre bajo piedras. Muestra patrones de variabilidad en los dibujos muy acusados. Pudiendo haber ejemplares casi blancos o muy oscuros en una misma zona. Hasta el momento no hemos encontrado relación de las libreas con el entorno o el sustrato.






CHITONES de profundidad. 
  Algunos Poliplacóforos han sido localizados en la zona batial (300/400 m.) abisal (sobre los 3.000 m.) y hadal (Schawabe 2008) a mas de 6.000 m. En el Mediterráneo muy pocas especies viven a grandes profundidades. En la familia Ischnochitonidae hay una especie del género Stenosemus (antes en Ischnochiton) Stenosemus vambellei Kass, 1985 que ha sido localizada a mas de 500 m.



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Biología de los Polyplacophoros

La ciencia ha venido considerando desde su aparición hace más de 450 millones de años que los Chitones apenas han evolucionado. Sin embargo, recientes estudios muestran que no es exactamente así. En el registro fósil aparecen evidencias de la evolución de una de las características más interesantes y asombrosas de este grupo: los ojos de la concha

Evolución de los ojos de la concha en los Polyplacophoros

Unas pocas familias del grupo (p.e. Schizochiton) poseen un órgano que las separa de casi todos los demás quitones, se trata de la presencia de ojos en su caparazón. Los ojos de concha fueron descritos por Moseley (1884) a partir de especímenes de Schizochiton incisus, y se reconocieron inmediatamente como modificaciones del sistema de estetas de los quitones. Todos los quitones poseen unos órganos embebidos en la concha de las placas denominados estetas (Moseley 1885) y en algunos son fotosensibles (Boyle 1974; Fischer 1978; Sigwart et al. 2014). Sin embargo los ojos de las conchas están restringidos a unos pocos géneros en dos familias: Schizochitonidae y Chitonidae.

 


Aunque se descubrieron hace más de 140 años, los ojos de concha de chitón apenas despertaron interés durante mucho tiempo como tema de investigación. Recientemente, una serie de estudios sobre este grupo arcaico revelaron nuevos detalles y estimularon el interés por sus propiedades así como por el crecimiento y el comportamiento de los quitones (p. ej., Chappell y Speiser 2023; Li et al. 2015; Sigwart y SumnerRooney 2020; Speiser et al. 2011, 2014). Todos los recientes trabajos sobre la comprensión de los ojos de concha han utilizado especies de la familia Chitonidae, y principalmente del género Acanthopleura ( Chappell y Speiser 2023; Liu et al. 2022). 


Lo extraordinario es que estos órganos, las estetas (asthaetas), evolucionaron en los últimos 240 M.a. de cuatro formas (en diferentes familias) distintas para dar una misma solución. En su forma más evolucionada de "ojos" disponen a diferencia de otros grupos animales, incluido el humano, de un cristalino de Aragonito, forma de carbonato cálcico presente en la propia concha. 

Speiser, Eernisse, and others described chitons' visual system, reporting in 2011 that in contrast with the protein lenses found in most animals, including humans, chiton lenses are made of aragonite, the same calcium carbonate mineral that makes up their shells. Working in the lab of materials scientist Christine Ortiz at the Massachusetts Institute for Technology in Cambridge, graduate students Matthew Connors and Ling Li then explored how the eyes are made and how well they work.

Using high-resolution microscopy and x-ray techniques, as well as computer modeling, Li and Connors found that the oblong lens is made of large crystals, aligned to allow light through relatively unimpeded. Up to 100 photo-sensitive cells form a retina (see graphic, below). When the team suspended isolated lenses in water, they found that they could project recognizable images of a fish. “It actually forms a shockingly clear image,” says sensory ecologist Sönke Johnsen of Duke University in Durham, North Carolina.

But chiton vision has a cost. Mechanical tests verified that the lenses create weak spots in the armor. “In order to see, they had to back off on mechanical protection,” says Sheila Patek, a Duke evolutionary biomechanist. Protrusions in the shell partly compensate, so that the eyes nestle in protective grooves. But dual use does constrain how well the shell performs any single function.

For example, chitons could see better if their lenses were bigger or formed from just a single crystal. But that might compromise the shell's integrity too much. “Sometimes we assume nature is perfect,” says biologist Andrew Parker from the Natural History Museum in London. “But more often than not it is a perfect compromise.”

Co-author Joanna Aizenberg from Harvard University and others would like to come up with their own perfect compromises to create new dual-function materials that combine light-sensing and strength. The work on chitons hints at how that might be done—for example, by changing the shape or sizes of crystals. Johnsen also wonders whether the chiton visual system might inspire a network of multiple eyes in the skin of robots. “Nature has reached some very clever material solutions that we can harness,” Fratzl says. “It allows you to dream about implementing similar kinds of ideas into technical systems.”



Según las investigaciones más recientes, el cristalino (lente) está formado por mas de 100 cristales de aragonito en posición vertical, de tal manera que permite el paso de la luz sin obstáculo hacia la "retina". En laboratorio se dispusieron cristales de aragonito similares a los del chitón en un medio liquido y se pudo comprobar que se formaban imágenes nítidas como la del pez (gráfico superior derecho). 


De las cerca de 900 especies actuales de chitones, todas muestran en las placas la estructura de estetas (micro y macro), pero apenas el 5 % tiene la forma mas evolucionada de estos órganos denominado "ojo de concha". 

Al investigar en esta extraordinaria evolución aparecen multitud de cuestiones: ¿por que no todos los chitones han evolucionado hacia los "ojos de concha"?. Tan solo unas pocas especies de dos familias, Schizochitonidae y Chitonidae, muestran estos órganos únicos en los moluscos y los han desarrollado en tiempos distintos. ¿Qué factores han coadyuvado a esta evolución....? es decir que condiciones han debido de producirse a lo largo de milenios en sus hábitats para conseguir órganos visuales en sus conchas. Pero vayamos por partes.
En primer lugar, la misión de las estetas que no han formado "ojos de concha" o disponen de órganos fotosensibles es actualmente desconocida. En todos los chitones hay estetas, por lo general microestetas, conectadas al anillo nervioso periférico que tienen todos los chitones. Esta estructura también esta presente en otros grupos de moluscos gasterópodos como Fissurellidae o en la clase Monoplacófora si bien se sabe menos aún. 







Continuará....





Estetas en las especies mediterráneas

en construcción